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El Documento del Mes del Palacio de la Isla muestra un Real Despacho de 1748 para la reparación del Puente del río Salor

El Documento del Mes de agosto, perteneciente al Archivo Municipal del Palacio de la Isla, muestra un Real Despacho de S.M para la obra de reparación del Puente de Salor, que se plantea al Concejo cacereño en 1748.

El documento recoge la propuesta de «arreglar el puente sobre el río Salor, distante dos leguas de la villa, y sobre la carretera que antiguamente había sido calzada de los romanos, que abrazaba toda la circulación entre Andalucía y Castilla la Vieja».

El mismo expediente define el estado del puente por el que, según indica el documento, «no pueden pasar personas ni caballerías por estar el puente sin pretiles y con un suelo tan desigual», y añade que «estaban los arranques de los pilares tan destruidos, quebrantados y faltos de muchas piedras, que sin esta obra, en pocos años, habría de faltar el puente».

Para la ejecución del proyecto de reparación del puente, se encargó al Maestro de Arquitectura Sebastián Bentura Araujo que aportase un diagnóstico de la situación del puente, así como la realización de un plano de alzado del propio puente en el que se aprecia, según el maestro arquitecto, el estado en el que debe quedar después de su restauración.

El Plano de alzado del milenario puente sobre el río Salor, realizado en 1748 por Sebastián Bentura Araujo, vecino de Brozas y Maestro de Arquitectura, forma parte del fondo cartográfico del Archivo Histórico Municipal, y por tanto del patrimonio histórico de todos los cacereños.

La obra se cifra en 15.000 Reales de Vellón, y se sufraga a través de un Repartimiento entre los 6.295 vecinos que tienen los pueblos situados en las inmediaciones del puente, desde Cáceres hasta Alcuéscar o Garrovillas. Cada villa pagará en función del número de vecinos, pues la construcción de tramos de calzadas nuevas, y su reparación, correspondía a los municipios por los que discurrían.

Retos importantes de los primeros Borbones
Cabe señalar que la conservación y ampliación de la red de caminos públicos, a partir del siglo XVIII, fue uno de los retos más importantes de los primeros Borbones, en consonancia con el espíritu ilustrado de la época. De hecho, la actual red de carreteras está basada principalmente en los siglos XVI-XVIII, lo que, a su vez, tuvo su origen en las calzadas romanas.

A lo largo de estas calzadas serían muy numerosos los puentes, pontones y alcantarillas, ya que la ingeniería romana resolvía el cruce de los ríos con obras que se han mantenido en el tiempo, como referentes del patrimonio material que nos aportó la cultura latina.