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El alcalde Luis Salaya destaca el potencial de crecimiento de la ciudad en torno a la investigación farmacéutica

El alcalde de Cáceres, Luis Salaya, ha visitado esta mañana la empresa ‘Ingulados’, radicada en Cáceres, que es el único laboratorio de Extremadura autorizado por el Ministerio de Agricultura para la elaboración y distribución de autovacunas de uso animal; en España solamente once laboratorios están autorizados y muchos de ellos son grandes farmacéuticas.

Salaya ha destacado que se trata de una empresa “que pone de manifiesto y lleva al plano práctico lo que ya sabíamos en la teoría, que Extremadura y especialmente nuestra ciudad  tiene un potencial de crecimiento importante en torno a la investigación farmacéutica, sobre todo en torno a un sector en crecimiento como es la investigación farmacéutica animal”.

“Los productos de farmacia animal tienen un porcentaje de rentabilidad más alto”, ha destacado, “porque acortan mucho los plazos de pruebas respecto a la humana y Cáceres está situada en medio de una enorme cabaña ganadera, cuenta con una gran Facultad de Veterinaria, buenos centros de investigación, y ahora también empresas muy interesadas en trabajar y competir en este gran sector”.

Y también, ha añadido, “un interés de las instituciones públicas por tener una cabaña ganadera muy sana, que  es también una pieza vital para que se pueda desarrollar este sector».

Todo ello conjuga perfectamente lo que llevamos tiempo señalando, ha resaltado, “las dos almas de Cáceres como capital urbana y rural, la urbana que conocemos perfectamente y la rural por ser la capital de una provincia rural, en medio de un entorno rural que vive de la ganadería y la agricultura, lo que es un potencial importante para el crecimiento y poder desarrollar desde aquí muchos productos y servicios que luego se van a extender por el resto de la provincia”, ha incidido el regidor municipal.

El CEO de la empresa, Pedro Fernández, y la responsable de Investigación Rosario Cerrato han explicado que se trata de vacunas que se confeccionan con el patógeno que tiene la explotación, “unas vacunas a medida, de las cuales existe ya bastante demanda”.